El ataque de hipo más largo lo sufrió Charles Osborne, un americano, que estuvo aguantando el ataque durante 69 años, a partir de 1922. Al parecer le sobrevino mientras sacrificaba un cerdo y después no pudo encontrar cura, pero llevó una vida razonablemente normal, tuvo dos esposas y ocho hijos. Admitió que le era materialmente imposible mantener su dentadura postiza en su sitio.
En julio de 1986 se supo que sólo hipaba entre 20 y 25 veces por minuto en vez de 40, que era lo máximo que había padecido. Falleció el 1 de mayo de 1991.